EN TIEMPOS COMO ESTOS - ¡No Temas! 

"Busqué al Señor, y Él me respondió, y me libró de todos mis temores." (Salmos 34:4 LBLA) 

Amo este versículo porque en el, el Rey David afirma que Dios puede liberarnos de todos nuestros temores, y nos dice cómo. ¿Cómo? A través de buscar al Señor en adoración, oración y al meditar en Sus promesas halladas en versículos como este.   

El temor es el enemigo del pueblo de Dios y trabaja arduamente invadiendo nuestras mentes con pensamientos de incertidumbre. El temor es el cancer espiritual, y uno de los enemigos más crueles de nuestras almas. Afortunadamente, no es rival para el poder del Espíritu Santo. Actualmente está atacando los corazones del pueblo de Dios con crueldad. Está haciendo todo lo posible para mordisquear nuestra confianza en Dios. Pueblo de Dios, debemos detenernos, escuchar, y oír a Dios llamando a su pueblo a alejar la marea de miedo que se está moviendo contra el puerto seguro de nuestra fe. ¡Dios nos está llamando a superarlo por el poder del Espíritu Santo! 

El temor es un enemigo del pueblo de Dios, y Satanás lo ha usado desde el principio de los tiempos. Su voz estaba en el jardín del Edén, tentando a Adán y Eva con el temor de lo que se perderían si no comían el fruto del árbol prohibido. Este enemigo viene con sus compinches demoníacos: la duda y la incredulidad y, juntos hablan alto y claro, presentando los "y si" de la vida. Sus líneas favoritas son: "¿Y si esto sucede?" y "¿Y si esto sucede?" ¿Y si...? ¿Y si...? ¿Y si...? El temor se hace notar como un disco rayado, repitiendo la misma frase una y otra vez, ¡esperando que nos unamos a su sediciosa canción! Su objetivo es nivelar la montaña de esperanza que Dios ha construido dentro de nosotros. 

Nuestra mente es el campo de batalla del temor y está bajo un constante ataque de este atroz enemigo. Por esa razón, el temor hace todo lo posible para hacer de nuestras mentes su patio de recreo. Pisa la escena con lo que parece tener "sentido" y luego intenta fervientemente empujarnos por los toboganes de la preocupación y la duda. Trabaja aún más duro, buscando silenciar la voz del Espíritu Santo en nosotros. Sabe que el Espíritu Santo puede borrar esos pensamientos ansiosos con una palabra hablada bajo Su dirección. Ese espíritu de temor sabe que si logra hacernos pensar más de lo que oramos y escuchar la guía de Dios, puede tener una victoria. 

En tiempos como estos, debemos recordar las palabras de Pablo a su discípulo Timoteo: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7 LBLA). Si, esa es nuestra herencia en Jesucristo; poder, amor y dominio propio; libre del espíritu de temor. ¡Amén! 

Aquí hay más grandes noticias de la Palabra de Dios: 

“Porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él" (Isaías 59:19 RV1960). 

"Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo" (1 Juan 4:4 LBLA) 

Ves, ¡Dios ha provisto la victoria a través de Jesucristo y el poder del Espíritu Santo! ¡Necesitamos caminar en él y podemos! Di conmigo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13 LBLA). 

El Apóstol Pablo nos dio una de las soluciones más grandes para nuestra batalla con el temor. “Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes" (Filipenses 4:8-9.LBLA). 

¡Si nos disciplinamos a nosotros mismos para pensar en las cosas nombradas en ese versículo, estaremos un paso más cerca de erradicar las fortalezas del temor! Podrías decir aquí: pero David escribió que Dios "lo liberó de todos sus temores”. ¡Sí, él escribió eso, y Dios lo hizo! David también escribió en Salmos 1 que seríamos bendecidos si nuestro "deleite está en la ley del Señor, y en su ley medita día y noche". (Salmo 1:2 LBLA). Necesitamos meditar en la Palabra y las promesas de Dios día y noche. 

Si queremos la victoria, tenemos que luchar por ella. No podemos ceder a su voz fuerte y exigente. Tenemos que ser decididamente disciplinados en esto porque el temor es ridículamente fuerte y hará todo lo posible para hacer llover su desilusión diabólica sobre nuestras almas. El temor presenta sus argumentos con extremo detalle y entusiasmo y debemos combatirlo con una dura resistencia. Nos presiona para convencernos de sus alucinaciones infernales con la habilidad de un vendedor de toda la vida. Estos agentes demoníacos vienen a destruir nuestras creencias. Estos espíritus de temor atacan las promesas de Dios y su capacidad de hacer lo que prometió en su Palabra. La buena noticia es que Dios tiene una solución para detener el temor. Yo creo eso, ¿y tú? "Para el que cree, todo es posible" (Marcos 9:23 LBLA). 

Alaba a Dios que muchos cristianos están confiando en Dios ahora más que antes. Se han envueltos a si mismos en su armadura celestial y están brillando fuertemente contra esa oscuridad demoniaca actual. Ellos se están manteniendo firmes y el temor está temblando y huyendo como un cobarde. “Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes” (Santiago 4:7 LBLA). 

Lamentablemente, muchos de los soldados de Dios han cedido al temor y están acurrucados en los agujeros llenos de temor de la duda y la incredulidad. Si ese eres tú, es hora de levantarte y cortar en pedazos ese espíritu de temor con la espada del espíritu. “Tomen . . . la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos” (Efesios 6:17-18 LBLA). Es hora de sacar el temor del campo de batalla de nuestras mentes con el poder de la Palabra de Dios hablada, con una fe audaz y sin temor. 

Sólo hay dos resultados en nuestra batalla contra el temor. Uno es alejarse como conquistador y campeón triunfante en Jesucristo, y el otro es ser arrasado en el campo de batalla, con el temor parado sobre nosotros con su pie en nuestra espalda y nuestra cara en el lodo de la derrota. 

¿Qué será para ti y para mí? ¿Tendremos nuestros cinturas espirituales ceñidas con la Verdad, tomando el escudo de la fe y apagando todos los dardos de fuego del diablo? ¿O perderemos el triunfo que Dios prometió al pisar frecuentemente las minas terrestres espirituales del temor? 

¡Juntos, tomemos nuestro lugar orando los unos por los otros! Abandonemos los campos del temor y corramos a los florecientes campos de la fe, donde las promesas de Dios producen fruto espiritual rico y abundante. Luego, nosotros también proclamaremos cómo David lo hizo: "Busqué al Señor, y Él me respondió, y me libró de todos mis temores." (Salmos 34:4 LBLA). 

¡Hagamos eso! ¡Amén! 

¡Dios te bendiga mientras avanzas en fe y victoria en Jesucristo!   

Brian Mark Weller

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