EN TIEMPOS COMO ESTOS - Escucha.

Estamos viviendo en tiempos muy inciertos, y es más que importante que escuchemos a la suave voz del Espíritu Santo. El Espíritu Santo hablará las palabras de ánimo, exhortación, y consuelo que necesitamos mientras caminamos a través de estos tiempos. Él también hablará palabra de dirección y expectación. Pero, ¡necesitamos escuchar! 

Jesús dijo, “Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir.” Juan‬ ‭16:13‬ ‭ 

En este versículo, Jesús le dice a Sus discípulos sobre la venida del Espíritu Santo y describe ampliamente como el Espíritu Santo los guiará a toda verdad. Esa verdad incluye la revelación de quién es Jesucristo. Eso incluye la verdad con respecto a las cosas que Jesús dijo, e incluye el guiarnos a la verdad que nos hace libres. 

Dios nos dará: 

  • La verdad que nos hace libres del abrumador temor, ansiedad, preocupación, dudas e inseguridades. 
  • La verdad que nos hace libres para creer y confiar en Dios. 
  • La verdad que somos comprados con la sangre de Jesucristo y que no somos nuestros propios dueños sino que le pertenecemos a Dios! 
  • La verdad que Dios ama a Sus hijos y que como cualquier Padre amoroso, Él le habla a Sus hijos y les trae ánimo, exhortación y consuelo. 

¡Pero tenemos que escuchar! 

El Espíritu Santo no habla por Si mismo; Él habla lo que escucha. El Espíritu Santo oye lo que el Padre y el Señor Jesus están diciendo y nos transmite eso si estamos escuchando. ¿Estamos escuchando? 

Si no estamos escuchando, nos estamos perdiendo de oír al Espíritu Santo susurrar los secretos sagrados de Dios directo del trono de Su gracia. Jesús también dijo, “Y os hará saber lo que habrá de venir.” (Juan‬ ‭16:13‬). Quiero oír esas cosas del corazón de Dios, ¿tú no? ¿No quieres tener algunos misterios celestiales resueltos en tu corazón y mente? ¡Yo si! Pero, ¿nos tomaremos el tiempo para escuchar? 

La verdad es que muchos de nosotros no somos buenos oyentes. ¡Muchos de nosotros somos buenos habladores pero terribles oyentes! Si eso nos describe en nuestra relación personal, entonces es probable que también sea cierto en nuestras vidas de oración. En nuestro tiempo de oración, presumo que tienes uno, ¿estás sólo pidiendo y pidiendo pero nunca escuchando? ¿Está tu vida de oración consumida con muchas solicitudes pero sin tiempo para oír la respuesta de Dios, sin tiempo para escuchar las advertencias de Dios y Su guía? Si ese es el caso, ¡necesitamos aprender a escuchar! 

En tiempos como estos, muchas voces están hablando altamente y clamándonos escucharlas. Algunas de ellas son lo que llamamos “de encabezamiento”, sólo repiten lo que todos los demás están diciendo. Eso también es cierto para algunas voces cristianas; en el esfuerzo de tener oyentes, ellos no están tomándose el tiempo de escuchar lo que Dios está diciendo. Es más fácil el sólo repetir los puntos de conversación. ¡Los cristianos también tienen puntos de conversación! Simplemente repetir los puntos de conversación cristianos no tendrá un impacto significativo en los corazones de las personas. ¿Estás de acuerdo con eso? 

En tiempos como estos, muchas personas tienen mucho tiempo libre en sus manos. Ellos pasan más tiempo escuchando ahora que en el pasado. ¿Que y quienes son ellos, a los que estamos escuchando? ¿Estamos buscando primero oír la voz de Dios a pesar de toda la bulla alrededor nuestro? 

Los seguidores de Jesucristo deben estar extremadamente enfocados en escuchar primero y ante todo la voz de Dios. Una manera de conectarnos con la voz de Dios es al leer Sus Palabras en la Biblia. Leer la Palabra de Dios tiene una manera de hacernos enfocarnos de nuevo cada día. Nos rescata del colapso de los pensamientos continuos y sin cesar y nos coloca firmemente en el Santo lugar de descanso de Dios en Su presencia. No puedo decirte cuantas veces cuando estoy leyendo Su Palabra, la voz del Espíritu Santo viene con algún pensamiento, recordatorio o revelación fenomenal celestial. 

Tiempos cómo está pandemia han sucedido muchas veces a lo largo de la historia. Eso significa que numerosas lecciones han sido aprendidas en el pasado que pueden ayudarnos en el presente y futuro. El Apóstol Pablo escribió en 1 Corintios 10:11 “Todo eso les sucedió para servir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha llegado el fin de los tiempos.” 
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La Biblia es el manual instructivo de Dios y tiene muchos ejemplos de los que podemos aprender. Por ejemplo, ¿que estaba pasando por la me He y corazones del pueblo judío cuando plaga tras plaga golpeó Egipto? ¡Ahí estaban ellos, sentados en medio de todo! El plan de Dios era liberarlos, pero muchos tenían incertidumbre en su corazón. ¿Que hay de ti? ¿Sientes esa incertidumbre? O, ¿Sientes una inundación de fe en tu alma? Dios quiere llenarnos con fe, esperanza y poder en tiempos como estos y ¡Él puede hacerlo! 

Los seguidores de Jesús han pasado muchas cosas cómo estás a lo largo de la historia. Cosas cómo esta pandemia no debilitan el evangelio en la sociedad, en realidad la fortalecen. Si el pueblo de Dios está escuchando a la voz suave del Espíritu Santo, Dios les dará fortaleza espiritual sobrenatural para enfrentar la situación actual. ¡Esa fortaleza en los corazones y mentes del pueblo de Dios puede ser transferida a través de nuestro testificar de nuestras vidas y testimonio a los no creyentes alrededor nuestro que oirán! 

Si los discípulos de Jesucristo tienen la respuesta correcta de la voz de Dios de liberación, los demás verán el poder de Dios descansando sobre nosotros y encontrarán descanso. ¿Cómo? 

  • Ellos verán la esperanza de Dios aún fuerte dentro de nosotros mientras los demás caen en temor. 
  • Ellos verán el gozo de Dios fluyendo a través de nosotros cuando los demás están cayendo en desesperación. 
  • Ellos verán una fuerte paz sobrenatural en nosotros mientras los demás están siendo abrumados con preocupación y ansiedad. 
  • Ellos se preguntarán cómo podemos tener valentía en tiempos como este. 

Eso, mis hermanos(as) cristianos, es un testificar del evangelio para aquellos alrededor nuestro. Ellos empezarán a preguntarse: ¡quizás Jesús es real! ¡Quizás lo que ellos creen es lo que necesito! Quizás no son personas tontas de mente simple, que son tan débiles que tienen que apoyarse en la muleta de la fe.” 

Hay una canción antigua que solíamos cantar en los 70’s durante el movimiento llamado “Jesus Movement”. La canción se llamaba “Pon tus ojos en Jesús.” Algunos de ustedes recordarán la siguiente línea de esa canción. “Pon tus ojos en Jesús. Mira lleno en su maravillosa cara. Y las cosas de la tierra crecerán extrañamente oscuras a la luz de su gloria y gracia.” ¡Eso es lo que necesitamos hacer ahora! Necesitamos poner nuestros ojos en Jesús y mirar Su maravilloso rostro! 

Necesitamos que eso se convierta en nuestra realidad, nuestra manera de vivir. ¡Necesitamos hacerlo ahora! 

  • ¡Pongamos nuestros ojos en Jesús! 
  • Miremos su reino celestial donde Jesucristo reina y gobierna como Rey de Reyes y Señor de Señores. 
  • Miremos el rostro de Dios y no les rostro del temor. 
  • ¡Escuchemos la voz de Dios y no la voz del temor! 
  • ¡Hagámoslo ahora! 

Jesús dijo en Juan 10:10, “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia." El enemigo de nuestras almas, el diablo, ha venido a matar, destruir y robar, ¡pero no tenemos que permitirle hacer eso! 1 Juan 3:8 says, “El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo.” ¡Buenas noticias. Jesús gana! Recuerda que en estos tiempos Jesus ganó, Jesús gana y siempre ganará! ¡Escucha las Buenas Nuevas del Evangelio! 

En tiempos como estos, los seguidores de Jesús están siendo guiados por el Espíritu Santo de vuelta a la realidad de Dios. La realidad de la vida abundante no es sobre la medida de nuestras posesiones y cosas terrenales. Jesús dijo en Lucas 12:15 “La vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes.” 
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Si estamos escuchando al Espíritu Santo, nosotros: 

  • Regresaremos a los básicos bíblicos del temor de Dios. 
  • Regresaremos a llamar a Su nombre en oración. 
  • Regresaremos a alabar a Dios a lo largo del día. 
  • Regresaremos a pasar más tiempo con el Señor. 
  • Regresaremos a la tarea de la evangelización del mundo. 
  • Regresaremos a donde deberíamos haber estado todo el tiempo, enfocados en Dios y buscando Sus propósitos y planes. 
  • Regresaremos a la esperanza de Dios, y no vivir vidas distraídas, perdidas en el materialismo y aventuras vanas. 
  • Mis amigos, esta pandemia pasará tal cual como las demás en la historia. ¿Habrá algo más en el futuro? Si, estoy seguro que lo habrá, pero nuestra fe en Jesucristo puede atravesar lo venidero. ¡Necesitaremos escuchar al Espíritu Santo que nos guíe! 

Si esto es uno de los dolores de parto mencionados en Mateo 24:8, entonces habrá más en el futuro, y ¡Dios nos guiará a través de esos también! 

Si esta pandemia es un dolor de parto, entonces el Espíritu Santo nos recordará que después de los dolores de parto viene el nacimiento. ¡El nacimiento es un momento glorioso! Con el nuevo nacimiento viene los nuevos cielos, y la nueva tierra libre de lamento, sufrimiento, muerte. ¡Gloria a Dios! 

Para culminar, déjame orar por ti 

Padre celestial, oramos ahora en el glorioso nombre de Jesucristo. Oramos que Tú nos : 

  • Ayudes a oír tu voz en medio de todos los gritos del mundo. 
  • Ayudes a escucharte cuando hablas tus secretos sagrados a través de tu Palabra y a través de tu revelación de la verdad que puede liberarnos. 
  •  Ayudes, o Dios a apoyarnos en ti en todas las cosas. 
  • ¡Te agradecemos por tu salud y sanidad! 
  • Te agradecemos por tus provisiones sobrenaturales. 
  • Te agradecemos por ser Nuestra luz en la oscuridad. 
  • ¡Te agradecemos por revelar tu constante amor  hacia nosotros! 
  • Te agradecemos por ayudarnos a inclinarnos en ti en todas las cosas. 

¡Ayúdanos Señor! ¡Ayúdanos Padre, a amarte y confiar en ti con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas! ¡Amén! 

Dios te bendiga hoy y siempre. 

Brian Mark Weller

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